¡No me digas!

Noticia bomba

Otro bombazo: El agua moja.

Cual horda de langostas



En todos los años que llevo trabajando, en esto, he llegado a una conclusión: En todo mi servicio, soy la única que gasta parte de su sueldo en comida. Porque si no, que me expliquen cómo la gente se lanza a comer cada vez que alguien trae algo de merendar al servicio.
A diferencia de las plantas de hospitalización o las consultas, donde es más habitual que la gente lleve dulces, bombones y este tipo de cosas, en las áreas quirúrgicas no es demasiado frecuente. Pero cuando pasa... ¡Es un espectáculo! Como alguien haya dejado algo en el office de la reanimación, aparece por allí todo el mundo, incluida gente que no se acerca a vernos ni por obligación. Y no se comen un trocito, no. He visto ensaimadas de las grandes, de las que tienen un antebrazo de diámetro, desaparecer en catorce minutos. Catorce. Lo he cronometrado.
A ver si me entendéis, eso no me molesta. ¡Yo zampo como el que más! pero... el problema es cuando nadie ha traído nada. Lo de tener que rotular toda la comida que dejas en la nevera para que no vuele me parece tristísimo. Y que aún así vuele de todas formas, patético.
Hace unos años, supongo que porque la situción se salía de madre, el hospital llegó a un acuerdo con la empresa de cátering, y todos los días suben un par de bricks de leche para el café y un puñado de paquetes de galletas. Son paquetitos pequeños, de dos galletas como las de la foto. Dos. ¡Pues he llegado a ver a dos señores cirujanos peleándose por el último paquete!
Y eso no es lo más grave. El día en que cacé a una anestesista rebuscando entre los bolsos por si veía algo que merendar ya fue de juzgado de guardia.
Qué queréis que os diga, prefiero gastar un chispitín de mi sueldo en traerme algo de casa (y esconderlo bien) o bajar a la cafetería. Me parece pelín más digno.

Podría haber sido peor

La verdad es que mi vuelta al trabajo ha ido bastante, bastante mejor de lo que yo pensaba.

También es verdad que he tenido la inmensa suerte de coincidir con un equipo de trabajo estupendo. No he coincidido con los enfermeros y los anestesistas más problemáticos... hasta ahora. Manaña, por lo que tengo entendido, me toca algo muy diferente. Ya os contaré.

Incluso yo he estado mejor de lo que pensaba. A ver, echo de menos a mi pitu, pero también viene bien que nos separemos de vez en cuando. Yo puedo dejar de ser "la mamá de..." para volver a ser yo misma por un rato, y él no es tan sumamente dependiente de mí. Que con seis meses no espero menos, pero... si es capaz de comer y dormir bien con su padre, tanto mejor.

Aún me queda mucho por ponerme al día; durante mi ausencia han cambiado aparatos, protocolos, sistemas informáticos...Pero poco a poco me iré adaptando. ¡O al menos eso espero!