Debo reconocer, imaginario lector, que soy muy fan de los gadgets para enfermeras que se llevan ahora. Cuando yo acabé la carrera,en el siglo pasado (literalmente), eras lo más si tenías un boli de cuatro colores, y ya si ibas con tu propio fonendo eras la pija de la unidad.
Pero ahora... Me paseo por las plantas y es rara la compañera que no lleva su propio reloj de solapa, tijeras fluorescentes enganchadas con cadenas de fantasía, una muñequita parecida a ella enganchada a un bolsillo, zapatos lo menos parecidos posible a los clásicos zuecos blancos y cualquier fruslería que te puedas imaginar.
A ver. Repito, a mí también me gustan y tengo varias chuminadas de ésas (Tengo muñecas de enfermera de quirófano en fieltro, fofuchas y hasta de Playmobil); no tengo problemas en llevar algo de vez en cuando, y más ahora, que nos han cambiado los uniformes y vamos de un espantoso naranja Guantánamo (El playmobil naranja está en proceso). Sólo me gustaría ver un poco de moderación. Que ayer, en mi centro de salud, ver sacando analíticas a una compañera con una bata morada, chapas por toda la camisa, unos zuecos rosa brillante con purpurina y tres muñequitos colgando... no sé. Llámame anticuada, si quieres, pero salvo que seas enfermera de pediatría y quieras distraer a los enanos, no hace falta ir como un árbol de Navidad. Pienso yo.
Pero ahora... Me paseo por las plantas y es rara la compañera que no lleva su propio reloj de solapa, tijeras fluorescentes enganchadas con cadenas de fantasía, una muñequita parecida a ella enganchada a un bolsillo, zapatos lo menos parecidos posible a los clásicos zuecos blancos y cualquier fruslería que te puedas imaginar.
A ver. Repito, a mí también me gustan y tengo varias chuminadas de ésas (Tengo muñecas de enfermera de quirófano en fieltro, fofuchas y hasta de Playmobil); no tengo problemas en llevar algo de vez en cuando, y más ahora, que nos han cambiado los uniformes y vamos de un espantoso naranja Guantánamo (El playmobil naranja está en proceso). Sólo me gustaría ver un poco de moderación. Que ayer, en mi centro de salud, ver sacando analíticas a una compañera con una bata morada, chapas por toda la camisa, unos zuecos rosa brillante con purpurina y tres muñequitos colgando... no sé. Llámame anticuada, si quieres, pero salvo que seas enfermera de pediatría y quieras distraer a los enanos, no hace falta ir como un árbol de Navidad. Pienso yo.
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